Nacer, abrir los ojos, descubrir el mundo por primera vez y de allí en adelante otro millón de primeras veces: la primera risa y el primer dolor. Primer beso y el primer amor con su primer adiós. Génesis, inicios, puntos cero y tantos nuevos comienzos como caminos que el mundo pueda tener.

Nacer y descubrir toda la posibilidad de volverlo a hacer, de volverlo a intentar.

Nacer y ver la bella llama de los corazones que en el camino se juntan para sumar y alumbrar los nuevos senderos que, desde no sabemos dónde, nos llaman con la voz de nuestro deseo o intuición.